La Hipertensión Arterial (HTA) es una enfermedad crónica caracterizada por un incremento continuo de las cifras de la presión sanguínea por encima de los límites sobre los cuales aumenta el riesgo cardiovascular.

El manejo odontológico de los pacientes hipertensos controlados con fármacos antihipertensivos pasa por el control óptimo del dolor, la reducción del estrés y la ansiedad en la consulta, el uso adecuado de vasoconstrictores, el conocimiento de las interacciones farmacológicas que tienen dichos fármacos y el manejo de sus efectos adversos tales como la hipotensión ortostática y el síndrome de boca seca.

Uno de los aspectos más importantes que el odontólogo debe tomar en cuenta es el control óptimo del dolor a la hora de minimizar la elevación de la presión arterial en los pacientes hipertensos controlados.

El estrés y la ansiedad pueden aumentar la presión sanguínea, por ello, la disminución de estos estados, que pueden asociarse a ciertos procedimientos odontológicos, es otro aspecto importante en el manejo odontológico de este tipo de pacientes.

El primer paso para la reducción del estrés y la ansiedad por parte del odontólogo es el establecimiento de una relación honesta y de apoyo con el paciente desde el primer momento que acude en busca de ayuda para su problema de salud bucal. El profesional debe comentar con el paciente su condición odontológica, cómo va a ser tratado y todo lo referente a los miedos que pueda tener con respecto al tratamiento.

Se debe alentar al paciente a realizar preguntas y el odontólogo debe responder de manera abierta y directa. El paciente debería ser informado acerca de las medidas que el odontólogo va a tomar para prevenir la aparición del dolor y hacer más confortable la consulta. Si va a existir cierta molestia en algún momento del procedimiento, el paciente debe ser informado en qué punto va a ocurrir.

Los pacientes muy ansiosos pueden ser medicados con una pequeña dosis de ansiolítico la noche de antes y una hora antes de la cita.

Una vez concluida la intervención, se controlará la presión arterial en la clínica dental y se deberá informar al paciente sobre la importancia de llevar un control riguroso de la misma los días posteriores.

Si tras la intervención aparecen efectos no deseados, se recomienda enviar al paciente al centro hospitalario más cercano para realizar una revisión exhaustiva y una valoración médica.

FUENTE:
Berasategui, E; Pedro-Botet, J; Rubiés-Prat, J (2005). La práctica odontológica en pacientes con enfermedades cardiovasculares. EUROMEDICE, Ed. Médicas, S.L. p. 63-64